Mejores Historias


MUJER FUTBOLISTA

Por: Sandra Arriaga Irala


integrantes del equipo


“El futbol no es solo cosade hombres”, estos tiempos han cambiado; en el transcurso de estos años la práctica de este deporte se ha hecho importante tanto para hombres, como para mujeres; ahora no es solo pasión de ellos, sino de ellas.

Soy una de las que practican al extremo este deporte tan vistoso; antes que nada contarles que la persona que me incentivo a hacerlo parte de mi vida fue mi tío que es profesor de educación física; en primer lugar comencé haciendo atletismo en 1ro,2do,3ro básico, con tan solo cinco años de edad; muy pequeña, delgadita ya participaba de las olimpiadas a nivel colegios; después ya con el tiempo fui cambiando y practicaba el futbol como un pasatiempo, aunque era una de las mejores haciéndolos, no lo dominaba en su totalidad; pero siempre le ponía muchas ganas, sobre todo empeño para tratar de mejorar.

Al transcurrir más tiempo; debute en la liga de mi pueblo en (Santa Fe de Yapacani) a los nueve años; siendo tan solo una niña débil ingrese a este círculo; recuerdo clara y perfectamente las palabras de mi tío que me decían:
- Si viene la pelota por arriba, no le pongas las manos, ponle la cabeza vas a ver que no te dolera.

Dicho y hecho me llego un balonazo desde arriba y le puse las manos aterrorizada; pues bien al ir creciendo con los años, ya me había convertido en un Crack, gambeteaba como si hubiese nacido sabiendo, ya no ponía las palmas, sino la cabeza; así que las cosas entre pie y el balón fueron mejorando; poco a poco y más; porque a los trece años comenzó mi gusto por los tres postes. Era fines del año 2005, la selección del pueblo me convoco al primer campeonato interprovincial femenino que era en Pailón; aquella vez solo jugué y no defendí el arco, ya el próximo año se realizo en la ciudad de Montero. Debute como arquera a los catorce; siendo una "chiquilla" fui fichada para un equipo de la liga cruceña de futbol para atajar; en efecto mi prima y yo fuimos solicitadas como refuerzos; lo peor de todo es que ella no podía por su clases en la normal y yo el colegio; la verdad solo jugamos dos partidos y el resto lo tuvimos que dejar.

Ahora al volver a la liga a los 18, el año pasado gracias a la llamada de un dirigente que me dijo lo siguiente:
- Buenos días, hablo con la Srta. Sandra Arriaga…si yo conteste...
- Si ella habla - entonces estuvimos conversando un buen rato por celular , hasta que logro convencerme u acepte por completo su propuesta para ingresar a su equipo llamado “Gerimex S.C” me dio todas las indicaciones y logre ganarme un espacio en este equipo al cual hoy pertenezco; y gracias a esto , al esfuerzo, puntualidad y un buen juego, logre obtener el cintillo de capitán para todo los partidos de la liga; convirtiéndome en una de las líderes del campo con más títulos conseguidos en poco tiempo. Campeón cruceño, interprovincial, nacional y representante de Bolivia en la Copa Santander Libertadores Brasil 2011, gracias a todo mi esfuerzo logre convencer a mi padre, deque no solo soy buena en el estudio, sino también con los pies; hoy el me apoya incondicionalmente.

En fin de todos estos cortos, pero largos festejos, med di cuenta que el futbol no es solo estar corriendo veintidós personas tras un balón, dentro de un rectángulo; pues es superarse. La gente que cada día lucha por aprender disciplina, valores y sobre todo lo más importante cumplir con sus sueños aún están a tiempo.
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MI VIDA EN UN HOGAR


Por: Ulises Calacias


Hogar Don Bosco


Todo comenzó cuando tan solo tenía 3 años, mis padres se pelearon y poco tiempo después se separaron, quede en poder de mi papá quien trabajaba mucho para el sustento de todos los días. Al comienzo el me llevaba a su trabajo porque no tenia con quien dejarme, pero como yo era un chico muy travieso y rebelde que hacia muchas travesuras ósea un niño muy inquieto. Entonces sus jefes les decían que fuera a trabajar pero sin mí.

Fue ahí cuando a mi papa se le entro la idea de meterme en un hogar. Quizá en estos momentos no pueda tener a mi hijo pero tengo la confianza que un hogar el tendrá algo mas de lo que yo le puedo dar, y algún día será un exitoso profesional. Busco en muchos hogares pero en ningún lugar tenían campo. Hasta que después de mucha búsqueda y por influencias mi papa logro que entrase al hogar Don Bosco, un hogar donde había por lo menos 200 chicos puros varones iba a ser una vida muy diferente.

En el hogar había muchos casos diferentes el mío es uno de ellos, habían chicos que venían de la cárcel, porque sus padres era vicioso, o de alguna o otra manera no lo tenían, ya fuera por muerte o por abandono. Mas bien mi Papá nuca me abandono, siempre venia a visitarme cada fin de semana me traía algo para comer o alguna pequeña monedita para mi recreo.
Mi primer día en el hogar, un 16 de enero del año 1996 ya tenía 6 años. Mi papa me lleva con mis cosas a horas 5 pm. Recuerdo que cuando me llevaba yo iba muy feliz porque me decía a mi mismo. Voy a tener muchos amigos y voy a jugar mucho, va hacer muy divertido.

Así que cuando llegamos me designaron un grupo con el cual iba a estar en el transcurso de ese año. Llegaron las 6pm y mi papa se despidió, estaba ya por la reja cuando de repente por mi corrió una fuerte angustia, me llene de tristeza y empecé a llorar y llorar, llore mucho, no me hacia a la idea de dejar que mi papa se fuera, incluso Salí corriendo del hogar a buscarlo lo encontré tres cuadras del hogar, me agarro me hablo y me explico que no hiciera eso nunca mas, podría pasarte algo en las avenidas me replico, media vuelta para atrás. Paso un largo rato me tranquilice me puse a jugar un rato con los demás chicos mi papa dijo que me estaría mirando fue y se sentó en las gradas, yo lo buscaba a cada rato creo que después me concentré mucho en el juego, poco tiempo después cuando lo busque no lo encontré se había ido, no sabia que hacer me puse muy triste, esa y muchas otras noches no deje de llorar de tristeza.

Fue así como fue pasando el tiempo ya me estaba acostumbrando al hogar, aunque habían muchos chicos grandes que eran abusivos con los mas pequeños. Más bien no existía el abuso sexual, aunque a veces se escuchaban casos de intentos pero eran casos leves. Porque teníamos dormitorios grandes con camas de dos pisos en el cual entrabamos todos los 30 chicos del grupo y con nosotros dormía todas las noches una encargada a la que llamábamos (Educadora).
Yo podría llamar al hogar como si fuera la cárcel bueno en esos tiempos porque después hasta el día de hoy hubieron muchos cambios. Yo era un chico que no sabia defenderme cuando llegue, se podía decir que hasta el mas pequeño que mi, me pagaba, pero así fui conociendo todo el movimiento del hogar. Un día un chico mas grande se me acerca en el recreo con una mirada atemorizante, en silencio me dice que le de mi racha (carne) en el almuerzo o si no que el me pegaría, y si decía algo igualmente lo haría. Llegado el momento del almuerzo se me acerco y metió su mano en mi plato y me saco mi carne, yo me quede muy triste. No me puse a llorar, porque ya me había cansado de que me estén molestando los demás me decían marica y muchas otras cosas mas, también lo hacían con el pan con dulce que nos daban en el desayuno, o con las meriendas. Fue así como fui entendiendo como iba hacer mi vida en el hogar.

Así también fui haciendo amigos uno en especial que me era muy bueno con migo, veía lo que me pasaba cuando un día me dijo que el podía ayudarme y enseñarme a defenderme, que busquemos un espacio en uno de los recreos del día, me propuso en el recreo de la noche después de la cena me enseñaría a pelear, me dije a mi mismo. Que si yo entrenaba todas las noches les pegaría a todos y nadie me molestaría. Así fue como empecé a practicar un poco para poder defenderme. Me enseño muy bien aunque fue muy duro con migo porque me decía que tenia que perder el miedo y por lo tanto, las practicas serian de verdad y entonces el me brincaba de verdad con fuerza siempre indicándome como tendría que defenderme, lo raro como el me pegaba tan fuerte y yo no lloraba. Era muy bueno conmigo y cuando alguien quería hacerme algo o me estaba molestando el se metía a defenderme, fue así que yo fui aprendiendo, y creciendo conforme paso el tiempo.

Poco tiempo después ya me estaba ganando el respeto de los demás, ya sea gracias a los amigos qué conseguí, como también defendiéndome de los grandes abusivos, si tenia que pelear peleaba, yo en mi mente pensaba, que por mas que fueran grandes, yo no daría ningún paso para atrás. Si me pegaban bien si no también… Son grandes los recuerdos y creo que esto no me olvidaría nunca hasta donde e llegado por defender lo mío, Es muy gracioso. Recuerdo que como siempre los grandes volvían a querer quitaros algo de comer, y nosotros los veíamos desde lejos y empezábamos a escupir la comida, cosa de que nos veían y daban media vuelta para atrás volvían a sus lugares.

Pero a todo esto no todo era negativo también vivíamos muchas cosas divertidas, a nuestro mando estaba un sacerdote que su nombre es, padre Octavio Sabbadine al cual recuerdo con mucho respeto y cariño, un padrecito alto 1.80 metros, recién llegado de Italia, con una capacidad única de demostrar lo grade que es su corazón. Nunca se le borraba la sonrisa del rostro, se preocupaba mucho por que los niños y jóvenes tengan una vida digna, había muchos beneficios el cual supe aprovecharlos muy bien. Como ser el colegio, nos daban comida 5 veces al día, había una cama donde podíamos dormir. Éramos muy privilegiados porque hay muchos chicos viven en la calle y no tienen nada que comer.

Paso el tiempo llegue a 8 de primaria era el momento de que yo me fuera a otro hogar, siempre lo hacían con los chicos que llegaba a ese nivel de estudio, nos llevaron al albergue Miguel Magone a estudiar alguna carrera técnica ya sea imprenta, automotriz y metal mecánica. Deje el hogar continúe con mis estudios y hoy en día estoy estudiando contaduría publica pensando alto para tener un gran futuro y ser un excelente profesional.
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LUCIA, "LA PASTILLERA”

Por: Marion Vargas Castedo




El puesto de doña Lucia
Una tarde cuando el sol iluminaba las calles de la ciudad, mientras caminaba por el centro, a lo lejos vi a una mujer de cabello largo como el horizonte, piel morena, bajita, delgada y una vestimenta muy peculiar pues llevaba puesto una falda ancha y una blusa azul como el mar, sentada en un pequeño toco de madera en su puesto de venta de golosinas mientras se soplaba la cara con un pedazo de cartón viejo y arrugado pero a la vez nuevo, observe que estaba desocupada y decidí acercarme para comenzar con mi investigación.

- Buenas Tardes señora, me llamo Marion Vargas, le dije y con una sonrisa en mi cara le extendí mi mano.
- Buenas Tarde señorita, yo soy Lucia Coronado, me respondió al instante en un tono rechinante.
- Bueno he venido a pedirle un grandísimo favor y me gustaría que me colabore, soy estudiante de la Universidad Domingo Savio y tengo que redactar una historia de una vendedora de golosinas, le dije con una risita encantadora.
- ¡Ah! Eso, ya pues le ayudo, me dijo soltando una carjacada sin reír.

Aquel lugar pequeño pero grande a la vez donde la señora ya está acostumbrada a estar más de 10 horas trabajando todos los días. Confiesa que desde que se vino de su pueblo a la ciudad de Santa Cruz, siempre quiso tener su propio negocio y “que gracias a Dios pudo empezar desde abajo”, fue creciendo poco a poco hasta que logro juntar el dinero necesario para comprarse un kiosco, lo cual le permite mantener y hacer estudiar a sus hijas: Yolanda, Anahi y Julieta.

La hija mayor, Yolanda estudio Ingeniería financiera en la Universidad Gabriel René Moreno, la segunda Anahi estudio odontología en la Ucebol, y la pequeña Julieta que aun sigue en el colegio y ayuda a su mama en las vacaciones. Lucia agradece a Dios diariamente por haberle dado la dicha de ser madre de unos seres maravillosos.

La señora Lucia vive feliz aunque su vida ha sido sacrificada, pues es muy agradecida con la gente cruceña que ha ayudado a superarse. Es una mujer que con su voz melodiosa como el cantar de las aves y una sonrisa sin reír, conquista a las personas por ser amable, atender de buenas maneras y ser muy honesta. Gracias a esto, la gente de los alrededores es fiel a ella.

Cuando Lucia se vino a vivir a Santa Cruz hace 28 años, empezó a trabajar de empleada en una casa del centro. Luego quiso independizarse y tener su propio su negocio, fue entonces cuando decidió abandonar su trabajo y con sus ahorros comprar lo necesario para empezar a vender. Fue así que Lucia comenzó, con pocos productos como ser golosinas y algunas galletitas donde sacaba una media de 100bs a 150bs el día y ahora ya tiene su propio kiosco más productos donde gana de 300 a 400bs el día. En un futuro cercano abrirán un micro mercado de la familia que se encontrara ubicado en la avenida Virgen de Cotoca.

Cuenta con la ayuda de su esposo Carlos, de profesión taxista, es quien la lleva y recoge todos los días de su negocio. Lucia tiene tres hijas, dos de las cuales ya son profesionales y la menor que aun estudia en el colegio y que le ayuda en las tardes cuando tiene tiempo.

Sin duda alguna esta bondadosa mujer ha pasado por momentos malos: una de ellas es lidiar día a día con la gente mal educada y ladrones, malvivientes que nunca desaprovechan la oportunidad y tratan de distraerla para poder robarle lo que puedan.

Observándola detenidamente me pude dar cuenta que Lucia es muy devota de Dios, pues tiene varios rosarios colgados en lugares específicos del kiosco y tres estampitas con velas. El puesto es muy limpio y ordenado ya que la señora Lucia sabe cómo funciona el negocio para ganar clientela, a diferencia de otros que son sucios y aburridos a la hora de atender a sus clientes casuales.

El kiosco queda ubicado en la calle Ñuflo de Chávez esquina Chuquisaca. Es de metal de lata, color amarillo claro, mide aproximadamente 2x2 de largo y de ancho 2x4. Para la venta tiene un surtido de: galletas, cigarros, dulces, gaseosas, mocochinchi y tarjetas telefónicas. Lo que más se vende son refresco y las gaseosas por los calurosos días.

Llegó la hora de cerrar el kiosco, ya son las 7 de la noche y lucia empieza a guardar todo para poder marcharse. En ese momento llega su marido a recogerla y juntos empacan las cosas y cierran el negocio. Me despedí de Lucia agradeciéndole por haberme brindado información acerca de su vida personal.

Me extendió la mano y me dijo
–“Que Dios la bendiga”, “Tiene un lindo nombre y espero que me visite de nuevo”, le respondí con una sonrisa que por supuesto iría comprarle si necesitaba algo.

Nos deja un gran mensaje y al mismo una moraleja. El nunca rendirse, que nada es imposible en esta vida. Que si queremos lograr algo es con mucho esfuerzo, lucha y valor. Pues cada uno construye su destino. Hacer este trabajo me sirvió de mucho pues conocí el otro lado de las personas y que también son seres humanos a los que debemos tratar con humildad y respeto.
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ROMPIENDO BARRERAS

Por: Eliana Carvalho.

Carime Ortiz


Para tener éxito en la vida y poder sobre pasar las barreras de esta ¿existen secretos? Pues si, tal es el caso de Carime Ortiz Martínez una pequeña niña que con tan solo 9 años de edad, con una discapacidad visual puede dejar atontado a cualquiera con el valor y las ganas que tiene por luchar en la vida siguiendo sus sueños.

Todas las personas tienen problemas, unos más grandes que otros, pero no por eso “el mundo va caerse a pedazos”. Si no, hay que saber afrontarlos y verlo por el lado positivo. Así como Carime que a los cinco años de edad tristemente sin poder hacer nada perdió el sentido de la vista.

La noticia pego muy duro a su familia y para ella fue aun peor. Les costó bastante tiempo acostumbrarse a su estado. Pero esto no impidió que pudiera realizar sus metas. La música ocupa una parte muy importante en su vida ya que con ella ha podido desenvolverse bien.
Por otra parte tuvieron que aprender a lidiar con su problema. Pues ya no podía seguir asistiendo a su escuela de siempre y buscar donde pueda estudiar normalmente, para apoyarle incondicionalmente. Al pasar el tiempo logró encontrar un lugar donde le abrieron las puertas.

Ahí pudieron enseñarle las distintas técnicas de orientación y ser un poco más independiente. Este lugar mágico es la escuela para niños no videntes “APRECIA”, un sitio agradable, tranquilo, con instalaciones adecuadas para estas personitas especiales.

Es así que con el conocimiento que le pudieron dar, ella se ubica en cualquier lugar. Así como con el sonido del viento, la bulla de los autos puede darse cuenta donde hay una esquina o una puerta. Más lo importante para su orientación es su bastón guía con este puede sentir los bordes de las veredas y calles por donde anda.

También es su casa costo habituarse pero ella con ayuda de la memoria puede andar sin su bastón con confianza. Cuando la llevan a conocer un nuevo sitio lo primero que hacer es ponerse detrás de la persona que la esta guiando, y tomar mucha atención para poder memorizar el camino.

El sueño de esta pequeña luchadora era el de tocar la guitarra. Pero se vio prácticamente frustrado cuando ella perdió de la vista de un día para otro. Quedó en solo una ilusión su deseo de tocar la guitarra e intentó con otros instrumentos por que la música era su pasión.
Aun así tuvo la difícil tarea de tratar de aprender el órgano, (tuve varios fracasos ya que no tenía la suficiente orientación de las teclas). Nada es imposible pues pudo lograrlo, pero aun en su interior lo que ella quería era tocar la guitarra.

-¡Mamá¡ ¿será que algún día yo voy a poder volver a ver?, su madre sin ánimos de aliento y sin saber que responder .
-Hijita eso no es importante ahora lo que importa es que te esfuerces mucho y puedes lograr todo lo que tú quieras.
-En serio mami hasta tocar la guitarra, lo dijo con ojos brillosos de la emoción y una gran sonrisa.

Carime quedó muy emocionada por las palabras de su madre, asi que se dispuso ser la mejor en todo lo que se proponga. Tanto que después de dos años de su pérdida visual su profesor de música le dijo que si ella seguía queriendo aprender a tocar la guitarra, él le iba a enseñar, fue una la mejor noticia de todas para ella el poder por fin realizar su sueño.
En el aprendizaje con el instrumento fue muy complejo y fácil al mismo tiempo ya que ella conocía el instrumento de vista, claro está antes de perderla. El método fue distinto, contaba de oír atentamente las explicaciones del profesor y después pasar a conocer mejor el instrumento. Con la ayuda de el profesor ubicando las cuerdas de cada traste y las posiciones adecuadas de los acordes y notas musicales.

Ella comenzó con todas la ganas y ha podido aprender distintos ritmos. Pudiendo así tocar sus canciones favoritas, ahora cursa el tercero de primaria, realiza sus actividades cotidianas con normalidad ya que se ha acostumbrado a ser independiente. Aprendió a leer y escribir en escritura de los no videntes que es el braille.

La gente no tiene mucho conocimiento acerca de este problema no todas las personas son no videntes de nacimiento. “Aunque no lo crean ser discapacitado no quiere decir ser un estorbo o inútil, pero no es culpa de ellos”, fueron las palabras de Carime.

Sin embrago hay que sobresaltar que no todas las personas tienen el conocimiento sobre los distintos problemas de los niños que son especiales como ella. Pues es cierto que existen distintas instituciones para estos casos, pero no tiene mucho apoyo.

Ella deja unos deja un mensaje y al mismo tiempo un llamado de atención a cada uno. El nunca rendirse, que nada es imposible en esta vida solo la llegada de la muerte. Que si queremos lograr algo es con mucho esfuerzo, lucha y valor. Pues cada uno construye su destino.
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“CHIPA” EL INVISIBLE

Por: Gabriel Arias



Fila para entrar al albergue


Con una colcha desgastada entre la espalda para refugiarse del intenso frio.“Chipa” un hombre de 43 años, se acomodaba en una roca situada en el suelo en la entrada del albergue municipal, para relatarme como llegó a vivir en las calles. En ese momento observe su rostro con muchas cicatrices, las arrugas trataban de ocultar su edad avanzada.


Mientras“Chipa”, único nombre conocido, ya que se negó a mencionarme el verdadero, se hacía esperar. Decidí sentarme a una distancia apropiada para no incomodarlo. Con una vista más general del lugar, observe a muchas personas que al igual que él estaban ahí por refugio. Mire atentamente a un joven aproximadamente de 16 años, cabello negro, con una chamarra llena de agujeros y unos zapatos de diferentes colores. Posiblemente encontrados en la basura, ya que al igual que la chamarra también estaba con agujeros.


En su mano derecha agarraba fuertemente un pequeño envase de color marrón. El olor era muy fuerte y todos los presentes nos dimos cuenta que contenía clefa. A su lado se encontraba un encargado del albergue que bruscamente le dijo:

-No puedes tener eso aquí, mientras señala el envase que tenía el joven
-Es mío loco, grita sosteniéndolo con más fuerza en las manos
-Pero aquí está prohibido que lo tengas, manifiesta el guardia aumentando el tono de su voz y forcejeando, para quitarle lo que poseía.
El joven al verse presionado, al ingresar otro encargado en escena. Decidio entregar el pequeño envase, a cambio de pasar la noche en el albergue y tener alimento.


“Todo es culpa del vicio y las malas compañías” comienzo relatando “Chipa” con una voz aguda y una mirada perdida. Enseguida le preste toda mi atención para demostrarle mi interés a lo que va a decir. “Mi madre falleció cuando yo nací por una complicación en el parto y mi padre seis años después por una enfermedad, desde muy niño me crie con mi abuela que tenía un carácter muy fuerte y me trataba por todo”. En ese momento hace una pausa, agacha la cabeza y busca en sus bolsillos unas papas fritas, que por su aspecto parecía de días pasados.


La mirada de desconfianza que percibí al principio fue desapareciendo. Yo también deje de sentirme incomodo y el clima tenso que había se hacía más agradable. Comienza a morder sus papas y aprovecha para acomodar un poco la roca que utilizaba como asiento. Sin ánimos de presionarlo, esperaba atentamente a que él pudiera continuar.


Al frente donde nos encontrábamos se comienza a realizar una fila india por órdenes del guardia. Esta, era para ingresar al albergue que aún continuaba cerrado esperando a que lleguen más indigentes. Pude apreciar diferentes rostros, que esperaban ansiosos para entrar. Algunos hacían broma entre ellos y otros se mantenían con la cabeza agachada y la mirada hacia piso como para pasar desapercibidos. Aunque todos tenían en común ropas desgastadas y el rechazo de la sociedad por su apariencia.


En esos momentos “Chipa” me mira y pregunta:
-¿Quieres?, mostrándome las papas que él estaba comiendo.
-No gracias, le respondí en un tono amigable para que no se sienta ofendido
-Mejor, hay más para mí, me dice sonriendo.


Tuve que esperar que acabara sus papas, para que siga contándome parte de su vida. Introduciendo los dedos en la boca para limpiarse los restos de sal decide continuar. “Por los malos tratos de mi abuela, me refugie con algunos amigos que consumían alcohol y algunas veces drogas, es ahí donde aprendí esos vicios. La mayor parte de mi juventud la pase con ellos”. Ves estas cicatrices me dice, mientras con su mano derecha apunta su rostro cubierto de marcas, son a consecuencia de diferentes peleas que he tenido.


Las cicatrices eran muy notables, pese a que trataban de disimular con algunas arrugas que tenía. Este principalmente es uno de los problemas que atraviesa, ya que cuando ha querido conseguir empleo muchas personas lo ven y se alejan inmediatamente de él, según su relato. “Otro problema que tuve es que me llevaron a la cárcel por unos delitos mínimos”, continua hablando con una expresión de no querer contarme a que delitos se refería. Yo por mi parte asentía con la cabeza para demostrarle que lo escuchaba atentamente.


La fila continuaba avanzando y él se mostro impaciente por ir a su lugar. Con miedo a que no termine de contarme parte de su vida le pregunte en un tono suave:

-¿Y qué paso con su abuela?
-Ella no quiere volver a verme, y yo tampoco quiero causarle más daño, me respondió con una voz tranquila.
-¿Y hace cuanto tiempo que vive en las calles? Continúe con mi interrogatorio
-¡Uhhh! Ya ni me acuerdo pero es arto tiempo, me dijo levantándose de la roca que habíamos improvisado como asiento. Las puertas del albergue se abrieron y los indigentes comenzaron a pasar. Para no retenerlo más le agradecí profundamente y estreche su mano.


El se mostro contento y lo reflejo con una sonrisa
-No hay problema, pero no tienes algo para un pollito mañana, me dijo con un tono agraciado.
-Claro, respondí mientras buscaba en mis bolsillos algo de dinero para darle, esperando que sea para el pollo y no para su vicio
-¡Bien!, manifestó extendiendo las manos para recibir lo que le entregaba.


Luego Chipa corrió hacia la entrada del albergue, y se perdió entre la multitud de personas que esperaban recibir un plato de comida y abrigo esa noche. Son increíbles las diferentes historias de personas, que por diversos motivos llegan a tener las calles de la ciudad como su refugio. “Chipa” es simplemente uno más de ellos. Permaneciendo en el anonimato y con mucho arrepentimiento por no haber hecho las cosas bien desde el principio. Teniendo que sobrellevar el desprecio de las personas por las cicatrices que lleva en el rostro sin conocer las que él lleva en el corazón.
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LA VIDA DESDE UNA CARRETA

Por: Neidy Rocha Colque




Estoy descansando en mi hamaca, pensando como iniciar y terminar el trabajo final de la Universidad. Y me puse a pensar, cómo seria la vida de un carretero. Si le alcanza lo que gana para mantener a su familia, qué clase de carga lleva y cuánto lo pagan al día.

Al día siguiente, me levanto muy temprano, para ir al Mercado Germán Moreno. Era un sábado por la mañana, y una señora me comentó que los carretoneros paran en zona Villaverde, al norte de Montero. En ese instante me fui en una moto en busca de mi personaje.

Al llegar a Villaverde, a eso de las ocho de las mañana, pregunté a las personas dónde se encuentra los carretoneros. Ellos me indicaron en que sitio están. Me dirigí al lugar, y aborde al primer carretero que topé.

- Disculpe señor, le puedo acompañaren el transcurso de su trabajo, dije tímidamente
- ¿Por qué?, preguntó el señor desconfiando
- Me gustaría experimentar y conocer como es su rutina laboral, le respondí
- ¿Qué beneficio tengo yo?, me dijo haciendo alusión a algún tipo de pago
- Tendrá una compañera toda la mañana que charle, y por supuesto algo de dinero, le dije con mas confianza. El aceptó con mucho gusto.

Me subí a la carreta y partimos por la avenida a ver si en el transcurso encontramos algo. Empecé preguntando, cual es su nombre, como se llama su esposa, y cuantos hijos tiene. Se llama Alberto Naturano Ramírez, tiene 42 años, su mujer se llama Dora Porcel y trabaja como cocinera en un restaurante, y además tiene cuatro hijos.

- ¿Lo que gana al día le alcanza para mantener a su familia?, le pregunte
- Por lo menos para los gastos básicos,dijo sin apartar la mirada del camino
- ¿Hasta qué curso estudio?, le pregunté.
- Hasta el quinto básico en el colegio de mi pueblo, pero se leer y escribir, dijo con cierto orgullo.
Le hubiera seguido preguntando mas detalles de su vida, pero en ese momento un señor nos hizo parar, y le preguntó sobre sus servicios.
- ¿Por cuanto lleva una carga?, dijo el señor
- Depende del lugar y tamaño, dijo el carretero
- Son unos muebles; y debe llevarlo al Barrio San José, indicó el señor con mas seguridad
- Se lo llevo por 20 bolivianos, respondió el carretero
- Está bien, cual es su número de teléfono y de su carreta, dijo el cliente
- No tengo celular, pero el código de mi caballo es el 45

Ambos se pusieron de acuerdo, y el señor nos guio al lugar donde se encuentran los muebles. Mientras observaba me di cuenta, que el señor ya esta viejo para esta clase de trabajo. Entonces me puse a pensar, qué seria de él si hubiera terminado sus estudios. Tal vez pudo tener un mejor trabajo con menos desgaste físico, y no estaría en semejante sol, haciendo sufrir a estos pobres caballos, que son su única fuente de ingreso.



Terminaron de subir los muebles, y seguimos la dirección que nos indicaron. Le pregunté si le gustaba su trabajo; él me miro y con una sonrisa, dijo no tener más opciones. “Es lo único que se hacer, y este trabajo me ayuda a mantener a mi familia”, manifestó el carretero. Llegamos al barrio San José, a la casa donde tenía que dejar los muebles. Bajó de la carreta, y empezó a descargar los muebles, ahí lo esperaba una señora. En ese instante lo pagaron; nos regresamos al mercado a esperar una nueva oferta.

Ya eran las diez de la mañana con un fuerte sol, esperando un nuevo cliente. En ese instante se presenta una persona, esta vez era llevar cinco tejas al barrio Alemán. Pero en esta ocasión fue con nosotros el dueño de la mercadería, y nos indico exactamente el camino.El carretero le cobró el mismo precio que la anterior carga, ósea 20 bolivianos. Mientras tanto yo, transpiraba por el calor fuerte, menos mal que estaba con una gorra. Hasta el momento pude experimentar en carne propia, lo que sufre este señor todos los días con esta clase de trabajo.

Al realizar el segundo viaje, le pregunte si cobra el mismo precio a todo lo que lleva, sin importar el tamaño. El carretero me dijo que sí, pero cuando es fuera de montero por ejemplo a Saavedra cobra más caro. Y también la basura, porque lleva lejos y tarda más como una hora y media, en esos casos cobra 40 bolivianos.

Terminando la mañana otro señor nos encontró, y le pregunto por sus servicios.
- ¿Disculpe señor carretero, está ocupado?, dijo el cliente con mucho necesidad
- No, para que era, le respondió
- Para que me ayude a trasladar mis cosas, lo que pasa es que me estoy mudando
- ¿Dónde es?, respondió el carretero
- Al barrio Alemán calle número cuatro, dijo el señor
- Es una sola ida o varias, le consulto
- Mejor véalo usted, menciono el cliente
- Pero son 20 bolivianos por cada carga, le dijo
- Esta bien, aceptó el otro

Ambos se pusieron de acuerdo, y le seguimos al cliente que ofreció el trabajo, hasta llegar a su antigua casa.
Hizo cinco vueltas, por lo tanto lo pagaron 100 bolivianos. En ese momento el carretero le dio mucha agua a sus caballos por el trabajo que hicieron; y le pregunte en ese momento si tiene mas caballos. El me respondió que sí, que tenia dos mas en su casa.
El carretero estaba muy contento, porque hasta el medio día junto 120 bolivianos. Y me dijo con una sonrisa de complicidad “usted me trae mucha suerte”; me puse a reír por el elogio. Me despedí de el deseándole mucha suerte en su trabajo.
Finalmente con esta práctica aprendí, que muchas veces el dinero hay que sudarlo para ganarlo. Porque en ocasiones los hijos no entienden el sacrificio de sus padres. Fue una experiencia que quedará marcado en mis recuerdos ya que cada vez que vea un carretero me acordaré de Alberto.
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